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Análisis feminista de Élite - hipersexualización y prostitución
Actualizado: 16 jul
¿Te interesa cómo se representa la sexualidad femenina en las series contemporáneas y el impacto que eso tiene en las mujeres de carne y hueso? Pues entonces te va a encantar A volantazos: sexualidad femenina en las series, mi nuevo libro. En él analizo qué ideas sobre la sexualidad de las mujeres aparecen en Sex Education, Élite, Fleabag, etc. y cómo eso construye la narrativa de la sexualidad de las espectadoras. Como ya sabes, es un tema que me apasiona, que trato en mi blog y sobre el que me informo continuamente, así que este libro es un sueño hecho realidad.
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Si ha habido una serie que ha tenido éxito en los últimos años en España, esa ha sido Élite. Y no sé a ti, pero a mí este éxito me genera sentimientos encontrados. El objetivo de la serie de artículos en la que hablaré de Élite es, pues, recoger mis pensamientos respecto a la serie y explicar sus pros y sus contras desde una perspectiva ante todo feminista. En este artículo hablaré sobre:
En los siguientes artículos sobre Élite reflexionaré acerca de la representación general de la sexualidad en la serie y sobre algunas relaciones sexoafectivas en concreto. Son melones tan grandes que merecen su propia entrada.
La trama de Élite
¿Alguien más tan confusa como yo en la sala? En la primera temporada parecía que Élite trataba sobre
un asesinato que resolver, y
la lucha de clases contemporánea.
Y luego, a partir de la segunda temporada, la lucha de clases hace una aparición tímida de vez en cuando, pero la trama principal ha pasado a ser el salseo entre los personajes, todos extra guapos y extra sexys. Que yo entiendo que hay que atraer al público de alguna manera, eh. Y puede ser que Karl Marx ya no sea el gancho que fue en su época, pero el reclamo del "capital erótico" que hace esta serie me parece un poco exagerado. Ahora, si con eso consiguen que la juventud reflexione sobre los celos, las diferencias de clase, la prostitución... pues ni tan mal.

En definitiva, la trama de Élite gira en torno a la vida de un grupo de estudiantes de un instituto privado llamado Las Encinas. Las Encinas, además de un instituto, es un centro criminal, parece: cada temporada comienza con un nuevo crimen, generalmente un (intento de) asesinato, que la policía está activamente investigando. En paralelo a las investigaciones policiales, seguimos la evolución de muchos personajes según van pasando los cursos: Samuel, Rebeka, Ari, Mencía, Guzmán y Omar entre otros.
Por la descripción de la trama parecería que la serie es una serie policiaca, pero mientras estás inmersa en ella no te lo parecerá. Mezclado con el crimen y los celos, aparecen la sexualidad y las intrigas amorosas de los personajes de la serie, que son en realidad el foco central de cada temporada.
Media España está enganchada al relato de lujo y privilegio de unos personajes que nadie se cree que sean adolescentes. ¡¿Qué chavala de 18 años es una DJ increíble con un imperio, por mucho que sus padres sean ricos?! Veo complicado compatibilizar eso con los estudios, la verdad.

Pero entiendo que el relato enganche, porque a todas nos gustaría poder vestir y vivir así, menos por los asesinatos, el trauma infantil y todas esas cosas. Pero bueno, que ese no es el tema. El tema es ver a pivonazos como Manu Ríos o Ester Expósito en sus mejores galas... o sin ninguna puesta.
La hipersexualización en Élite
La hipersexualización es rampante en Élite. En realidad, el atractivo de la serie no es la trama, y tampoco creo que sea la intriga, sino que son sus personajes, y no precisamente por su complejidad.
La estética es primordial en la serie y, por tanto, todos los personajes aparecen guapos en todo momento, pero el atractivo no se vende igual para todo el mundo. Si bien a lo largo de la serie todos los personajes salen ligeros de ropa en algún momento, la hipersexualización vuelve a cargarse mayoritariamente a hombros de las mujeres y los hombres "afeminados". A estos dos grupos se les retrata de manera más sexual en casi todos los escenarios, aunque a los hombres "masculinos" también se les haga pasar por el aro.

No solo eso, sino que hay referencias a la sexualidad de otras maneras. Además de ser una serie en la que constantemente hay escenas picantes, algunos personajes (como Mencía o los extras en una de las fiestas de las últimas temporadas) llevan atuendos que hacen referencia al BDSM.
Creo que una inmensa mayoría de la audiencia de Élite estará de acuerdo en que el elenco de la serie es excepcionalmente atractivo. Sin embargo, creo que en cierto sentido Élite demuestra que la belleza es una construcción social, y que aceptamos que alguien es bello si nos dicen que lo es, que nos lo debería parecer, o si de alguna manera aparenta serlo por su actitud.
Me explico. Hay mujeres y hombres en Élite que no entran exactamente en el canon de belleza: ser blanca, estar delgada pero en forma, con curvas, sin un solo pelo en el cuerpo y con un rostro y una piel perfecta. Para los hombres es algo parecido, pero en lugar de tener curvas deberían tener forma de triángulo invertido y ser altos. En Élite, aunque muchos sí cumplen uno o varios de los puntos anteriores, otros se salen de ciertas secciones del canon. Algunos ejemplos:
Ari tiene los pechos pequeños y bastante acné
A lo largo de las temporadas aparecen diferentes personajes que no son blancos pero que estarían en el top de atractivo en la escala de la propia serie y fuera de ella: Nadia Shana, Bilal Ibrahim o Rocío
Mencía Blanco aparece con vello en las axilas y sus pechos no son del todo normativos
Nico es un joven trans
Samuel García es bajito (sí, parece un chiste poner esto comparado con el canon de belleza dictatorial de las mujeres, pero lo cierto es que muchísimas de nosotras buscamos aun que nuestra pareja masculina sea más alta porque es lo que nos han enseñado; el simbolismo es tremendo)
Hay una excepción en cuanto a romper el molde de la belleza en Élite: no hay ni un personaje gordo en toda la serie. Puede ser que esto tire por tierra en parte toda mi verborrea anterior... o puede que hayamos avanzado en ciertas luchas más que en otras, que haya cosas que los hombres (son ellos quienes marcan el canon, no nos engañemos) están más dispuestos a aceptar que otras. Quizá en la siguiente temporada aparezca alguna mujer que tenga más de una talla 38 (que ya es tirar por lo bajo).

En definitiva, podríamos decir que, al igual que en Riverdale o Euphoria, la hipersexualización es una gran parte del éxito de Élite, y los creadores lo saben. Para una análisis más en profundidad de la sexualidad en Élite, puedes visitar mi entrada "Análisis de la sexualidad en Élite".
La representación de la prostitución en Élite
Hay bastante contenido audiovisual acerca de la prostitución, o que la trata desde la periferia. La mayoría hasta hace muy poco era todo contenido escrito y dirigido por hombres, con la consiguiente idealización de una práctica en la que ellos salen ganando. Sin embargo, las feministas, tanto regulacionistas como abolicionistas, se han hecho con más altavoces y han podido hablar acerca de la mitología de la prostitución contando relatos más realistas. Si bien el abolicionismo y el regulacionismo tienen posturas ideológicamente distantes, también tienen cosas en común: la prostitución no es un camino de rosas para las mujeres prostituidas o las trabajadoras sexuales, y estas se ven bastante indefensas (debido al estigma y a la regulación actual) frente a los puteros o clientes.
El mito de la libre elección en la ficción
Sin embargo, hay poco contenido que aborde el mito de la libre elección, intrínsecamente ligado al debate sobre la prostitución. ¿En qué consiste este mito? Ana de Miguel nos lo explica en su libro Neoliberalismo sexual. En el mundo contemporáneo se afirma, en especial para las mujeres, que tenemos libertad de elección pura y dura, es decir, que tomamos nuestras decisiones basándonos en lo que queremos sin presiones externas. Sin embargo, a poco que miremos nos daremos cuenta de que nuestras elecciones no son totalmente libres: nos vemos condicionadas por nuestra educación, nuestro contexto cultural, los eventos recientes o pasados de nuestra vida, por la publicidad y propaganda, y por el dinero. Los seres humanos somos seres sociales, y como tales, nuestras decisiones siempre se van a ver condicionadas por lo que opinen y digan los demás.

El mito de la libre elección es un punto central en la teoría abolicionista, también en la que concierne a la prostitución. Hasta hace poco había dos narrativas acerca de las mujeres prostituidas:
Eran víctimas de trata, entendiendo la trata por un engaño evidente o por un acto violento, como un secuestro. Debíamos sentir pena, rabia, frustración con sus historias donde apenas tenían agencia, y que mostraban una visión paternalista hacia ellas. Estas historias se dejan otras versiones de la trata de personas más complejas fuera (podéis leer La revuelta de las putas de Amelia Tiganus para ahondar en esto).
Eran "trabajadoras sexuales", mujeres que han elegido la prostitución "libremente" y que la sienten como un alborozo. Además del problema con el mito de la libre elección (cuando se analiza el contexto vital de mujeres que se prostituyen "libremente", rara vez resultan ser tan libres), esa representación idealizada de la prostitución es muy poco realista, y ahí estamos de acuerdo todas las feministas.
No había una representación crítica y en detalle de la presunta "libre elección": o eran víctimas pasivas, o eran Libres, con mayúscula. Resulta que ninguna vida, tampoco la de las mujeres, es tan simple como eso. En los últimos años, sin embargo, han surgido nuevas representaciones de la prostitución, como Sky Rojo y Élite. Ninguna serie es perfecta, pero al menos presentan el mito de la libre elección hasta ahora invisible más allá de los libros de teoría.
La prostitución en Élite
Cuando nos imaginamos a una víctima de la prostitución seguramente pensemos en una mujer "débil", acongojada, quizá inmigrante. No nos imaginamos a Mencía, una joven asertiva, atractiva, blanca y rica. Sin embargo, todas tenemos traumas, todas tenemos algo de lo que queremos alejarnos, y todas necesitamos dinero.
Y el mundo se ha encargado de dejarnos claro que si en algún momento no tenemos dinero suficiente (para lo que sea), siempre podremos ponerle precio al acceso a nuestro cuerpo.
Mencía está harta de su padre. Necesita alejarse, y no quiere depender económicamente de él. Así que cuando Armando se le presenta con un billete, decide aceptarlo. Y volverlo su "trabajo" regular. ¿Es Mencía libre en esta situación, siendo menor y dependiendo de un hombre al que odia y del que quiere escapar? ¿La desesperación es un sentimiento que puede albergar libertad de elección? ¿Es realmente libre si no se quiere a sí misma y quizá no sabe reconocer lo que está bien que le pase a su cuerpo y lo que puede causarle un trauma, si se considera objeto a sí misma porque así nos han educado a las mujeres desde que nacemos? Recordemos que
Nuestras elecciones no son totalmente libres: nos vemos condicionadas por nuestra educación, nuestro contexto cultural, los eventos recientes o pasados de nuestra vida, por la publicidad y propaganda, y por el dinero.

Élite nos lleva por una visión paralela a la abolicionista en un paseo bastante bien hecho desde el punto de vista del storytelling. Al inicio, Mencía está encantada con Armando y con su situación, aunque no se lo dice a nadie: sabe que los demás la estigmatizarán o la tacharán de loca, y piensa que su pareja, Rebeka, la dejará de querer o se enfadará por pensar que la está engañando. De hecho al principio Armando parece un "buen hombre", gentil y con interés genuino por el bienestar de Mencía.
Sin embargo, cuando hay dinero de por medio, la diferencia de poder carcome el interés por la persona, especialmente si es quien te ofrece un "servicio" con su cuerpo. Armando va con Mencía porque quiere acostarse con ella y el dinero le ofrece un "sí" fácil. No va porque Mencía sea una joven inteligente o interesante, ni porque la quiera ayudar. No le interesa su persona, le interesa "su servicio".
La relación y el secretismo a su alrededor empieza a causarle problemas a Mencía. Rebeka sospecha que algo pasa, pero Mencía le miente y le manipula para evitar que ella descubra lo que ocurre, aunque finalmente sale a la luz. Y entonces Rebeka dice algo que creo que todas las mujeres deberían escuchar, ya sea porque se dedican a la prostitución (y probablemente ya lo sepan) o porque sus familiares son puteros:
Tan putero y tan íntegro, no me cuadra.
Efectivamente, Rebeka tenía razón. La integridad de Armando queda en entredicho cuando le recomienda a Mencía que vaya con un amigo suyo, que en lugar de ser un violador encubierto (como Armando), lo es abiertamente y casi viola a Mencía. La situación se va tensando entre Armando y Mencía, pero él pide disculpas, le manipula y se vuelve cada vez más posesivo... hasta que finalmente Ari, la hermana de Mencía, se enfrenta a él, y Guzmán termina matándolo con una pistola de bengalas para defenderla. Tal y como dijo Rebeka, tan putero y tan íntegro... nunca cuadra.

Élite, por lo tanto, ha dado espacio a una historia que rara vez se cuenta de la prostitución: una joven privilegiada pero con sus problemas que necesita dinero y elige "libremente" prostituirse, y que debido al grooming y al contexto social acaba atrapada en una situación que ya no desea. Por otro lado, tenemos a un putero que no es el típico bruto al que estamos acostumbradas. Es un hombre rico, poderoso y atractivo cuyo objetivo prostituyendo a una menor no es simplemente el sexo, sino el poder y el control que le otorga pagar. Independientemnte de la clase social de los puteros, este retrato es bastante más realista que el de incel -célibe involuntario- desesperado.
En definitiva, Élite es un retrato de nuestro tiempo: intenta ser más inclusiva y más feminista, presentar retratos más realistas sobre la sexualidad, y en algunos puntos lo consigue, pero se queda atrapada en una masculinización de la misma, en la hipersexualización que vende y en el consumo de cuerpos, como veremos en "La sexualidad en Élite".
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